jueves, febrero 23, 2006

"Volver al colegio"


Suena a una mala película yanqui de años luz atrás.... Pero a mí, a mí, me suena a música para bailar; a los Bunkers, tal vez, o a los A77aque. Música con mucha energía. Para bailar frenéticamente. Volver al colegio me llena de vida. Si en vacaciones pienso, a veces (al principio... por ahí por el 3 ó 4 de enero), en no volver nunca, ahora, que estamos a menos de una semana, lo único que quiero es ver a mis chicos sonreir y jugar, quiero ver mi sala y ordenar los puestos. Pienso en la escuela y creo que una inyección de vigor y creatividad fluye por mis venas. Sí, necesito hechar a andar el año; como que siento que no ha empezado el 2006 (¿?) y tengo tantos proyectos en mi cabeza para desarrollarlos que, a ratos, mi ansiedad convence a mi razón que estoy perdiendo el tiempo. Quiero oler los útiles nuevos, ese aroma inconfundible a la goma nueva, a los zapatos recién estrenados (cuando era enano continuamente me compraban los "Bata": "increíbles", "transformes" o "galácticos", siempre cambiaban de nombre). Quiero ver los diseños de los cuadernos y los artículos novedosos para este año, esos que por ahora, mi hijo, no pezca porque a él una libreta hecha a manos le gusta mucho más. Sí, quiero volver a sentir el bullicio de los recreos: el griterío y el correr casi desenfrenado de unos que se dirvierten pillándose entre sí, los sonidos de las canciones de moda que revientan los amplificadores y los coros de las chicas que así se creen más grandes; quiero reconfortarme con un té caliente y un pan hecho en la casa con amor, y conversar con mis colegas acerca de la vida y la inmortalidad del cangrejo... Quiero volver a enseñar Historia; entretener a un público inocente y sediento por escuchar hazañas de héroes milenarios; hacerlos pensar sobre los problemas que aún afectan a nuestra sociedad; mostrar la geografía loca de nuestro país; los mecanismos de integración cultural... y hablar y discutir y mirar, sentir, escuchar, oler y, en fin, estar luego en la escuela...
Siempre he pensado que entre los pasillos de una escuela, en una escalera escondida o en un salón oscuro u olvidado, debe estar el portal que conduce a los hombres al mundo de la alegría infinita, al mundo de los sueños perdidos... a ese que sólo los corazones ingenuos pueden conocer... Por eso me vuelvo niño todo el año, en especial cuando nos llega marzo.

5 comentarios:

Carlos dijo...

¿Acaso es esto posible?
Querido cronista, qué bueno por esos niños que tendrán la suerte de contar contigo todo estos años cruciales.
Copia este post, pégalo en todos los diarios murales de las Escuelas de Chile. Mándaselo a esos oscuros funcionarios del departamento de educación municipal, que lo multipliquen, que se lo den a cada maestro para que recuerden su vocación y recuperen la alegría de servir, de formar personas, a pesar de todo.

¿me das permiso para mostrar este post?

POLAF dijo...

Que hermoso lo que escribiste... ya quisiera yo tener esa vida tan plena. Esa certeza de estar haciendo lo correcto, no por seguir reglas o mantener a todos contentos, pero porque es lo que uno quiere, lo que a uno lo hace feliz. Maravilloso post. No sabes lo contenta que estoy de haberte encontrado.
Gracias por tus comentarios en mi blog. Yo más que honrada que comentes lo que escribo y pinto. Un fuerte abrazo,
Pola(f)
pd: espero no te moleste que te agregue a mi lista de contactos.

cinodo dijo...

increiblemente hermoso...tremendamente vital...me llena de ánimo leerte.

Anónimo dijo...

vaya, increíble para tiempos como este ;)

Manuel dijo...

algunas observaciones:

a) Considero que "Volver al colegio" es una gran película.
b)Pucha, Chopa, que valioso profesor eres!
c)Yo tambien tuve "increibles" de Bata...que eran iguales a los "biónicos" del año anterior.
d)Me gustó mucho aquello del portal oculto entre los pasillos, en una escalera escondida o en un salón oscuro u olvidado.

Saludos!!