martes, junio 12, 2007

Se nos viene la lluvia.


Estoy en la sala de enlaces. Afuera los chicos ya dejaron de revolotear. Ahora están preocupados porque se van a mojar. De seguro.


Cuando yo era liceano me gustaba caminar bajo la lluvia. Ojalá una lluvia fuerte. Y llegar todo mojado a la casa para cambiarme la ropa por otra seca y calentita. Mi má siempre me tenía una sopita reconfortante y me la tomaba pensando un puras gueás relacionadas con la lluvia... ¡¡como no podía salir a la calle!!... si cada gota fuera una moneda de 100 para llamar por teléfono a mis amigos; si cada relámpago nos permitiera ver a todo el mundo iluminado; si cada gota fuera un beso de alguna de todas las minas que me gustaban; si cada trueno fuera el estallido de un estadio lleno ante un tremendo gol que yo hacía...


Debo admitir que cuando era un adolescente pensaba en puras tonteras.


Se nos viene una lluvia fuerte (con viento incluido) según los expertos en metereología de la tele. Mucha gente la estaba esperando hace rato. Espero que no quedé la cagá, como suele ocurrir en estos casos en Santiago y en otras partes; hay mucha gente que siente que la lluvia no es una bendición. Yo, menos mal, que no paso mayores sosobras. Hoy, en la noche, voy a sentarme a tomar una sopita con el Pascal y voy a pensar en algunas cosas... por ejemplo, que cada gota es un momento rico más que me queda por pasar con mi familia... o que cada gota es un amigo que piensa en uno en buena onda (como lo volví a comprobar hoy cuando entré al blog de Lord Loro)... o que las ráfagas de este temporal nos van a llevar, a mí, la Carola, el Pasca y la Flo, a la playa de nuestros sueños más locos...