martes, julio 22, 2008

"La Sur"



Yo aprendí a vivir
entre enormes edificios.
Y pasajes bulliciosos.
Con chicos jugando a pillarse,
riendo con una pelota rodar.
Con señoras yendo de compras.
Con hombres recios y
fumando en las esquinas.
O en alguna banca de la plaza.
Yo supe de mí
al mismo tiempo que entendía
donde quedaba mi población
en el mapa de Rancagua.
Calculé las estaciones
y el paso del padre sol,
con las sombras que
oscurecían nuestras calles.

Yo descifré el laberinto
de la Rancagua Sur
recorriendo todos sus ángulos,
sus infinitos rincones,
el escondite de los amantes
la guarida de las reuniones secretas,
los pasadizos hacia aquellos mundos locos que sólo nosotros sabemos.
Yo tengo mis raíces aquí.
Con los vientos frescos y olores caseros
me hice grande como sus edificios.
Conocí la locura y la libertad,
y tejí un sueño provinciano
que apenas está por comenzar.

jueves, mayo 22, 2008

Las cosas perdidas.

Alguna vez escuche decir que "las cosas que no se veían no existían".

¿Cuántos lugares del planeta permanecen fuera del alcance visual de los simples mortales? Yo me imagino siempre el "cómo serán los riachuelos de la cordillera que a veces visito en los veranos, ahora, en plena época de invierno y con la lluvia cayendo a chuzos.

Debe ser hermoso! Me encantaría verlo. Me encantaría ver todos los paisajes perdidos de la Tierra. Me gustaría fotografiarlos para que todos los podamos, de laguna manera, conocer.



Lo de arriba es Topocalma (con mi jefe y amigo Vitoco a punto de lanzarse al vacío). Un rincón de la Región de O'Higgins a la que acceder es más difícil que conseguirle a una deudora habitacional, una cita con la Presidenta.

Desde allí contemplamos la inmensidad. Desde allí volví a recordar toda mi pequeñez en el cosmos.

Me perdí en el espacio. También en la belleza de la naturaleza.



Escribo con un dejo de "Mala Onda". Acabo de perder un monedero que me regaló el Leo Peineta con un par de pesos en su interior; también iba con una moneda del "Che" que me trajeron de la Isla, y un ajo -para la suerte- que me había pasado mi hermana Jovanna en el último Año Nuevo.

Es una lata perder las cosas. Yo soy rehueón para perder cosas: lápices, plata, celulares, paraguas (a propósito de la lluvia de estos días), las chaquetas de mis hijos, y otros tantos objetos de poco y harto valor.

Ojalá no pierda la memoria. Porque es la herramienta básica de mi trabajo de Profesor de Historia. Ni tampoco el optimismo en el futuro, a pesar de los embates de la vida. Pero por sobre todo, "no quiero perder el amor de mi familia", ni a las amistades que hoy en día me honran y me aganchan en el rock and roll y mis difareos por arreglar la educación y el mundo entero.



A veces, igual me dan ganas de perderme en la noche. Pero me arrepiento de inmediato porque más me gusta llegar a la casa.



A propósito de "Mala Onda", al Leo lo tengo leyendo las locuras de Matías Vicuña, y a Fuguet le escuché hace muy poco una teoría (casi una volá) acerca del "perdido" en la Historia social de nuestra nación: sus ideas eran geniales y hasta hacía referencia al mítico "Papelucho". ¡¡¡Notable!!!

lunes, abril 14, 2008

ABRIL...LLUVIAS MIL...

Siempre he creído que abril es uno de los meses laarrrgooosss del año escolar. No se termina nunca y más encima está sobrecargado de labores. Pero, parece que el 2008 se configura como un año de excepción: tengo la sensación de que voy arriba de un tren superápido; de que en cualquier momento debo tomar las últimas pruebas, empezar a sacar promedios y prepararme para ir a la playa de nuevo.


Estoy inmerso en una vorágine que me encanta. Rancagua no es un lugar en donde se viva a mil por hora, pero tiene su ritmo que hay que saber llevarlo. Creo que ando como escuchando un blues rabioso, de guitarras rasposas, con olor a ron y tabaco, y que la energía que desprendo hace bailar y/o bacilar a cuanto perico se acerca a mí... ¡¡¡Oh, yeah!!!


Por eso no me doy cuenta que pasan los días, que las cosas empiezan y terminan como en un santiamén.
La Flo me lo dice con su acento de guagüita, de princesita mañosa: "Papá, mamos a la paaya". Yo, en tono culto le explico de los ciclos del tiempo y de lo lejos que estamos de la temporada de verano. Pero, allí se queda, mirándome con sus margaritas en las mejillas como diciendo "¡¡¡Qué weá!!!"
El Pascal es mi gancho. Esperamos el domingo en la noche para ver los goles del fútbol nacional y comentar los incidentes, estudiar la tabla de posiciones y elegir el mejor gol de la fecha. Si pudiera, lo llevaría a Moscú para ver la final de la Champion Ligue europea.

A la Carola le debo mil poemas. Le debo más de una explicación. La quiero a morir y no me gusta verla partir cuando sale con sus amigas los sábados en la noche. Me dan los peores ataques de celos. Pero, se merece eso y mucho más porque es una mujer formidable.


viernes, marzo 07, 2008

"Composición sobre el verano 2008"



Parezco un niño que comienza a escribir su "composición" acerca de las vacaciones de verano; de esas que nos pedía la "Señorita" en el primer día de clases.

Esto porque quiero ponerme al día y contar todas las cosas que hice y no hice durante estos últimos dos meses de mi existencia mía. Época esta en la que estuve "cuasi ausente". Sí, porque, en realidad, nunca me despegue del todo del computador e igual me metí todo el tiempo en el universo bloguero; aunque pocas veces comenté. No porque no quisiera: "la pereza me venció una y mil veces"!!

Además, ser "padre de tiempo completo" fue (es y será) hermoso, pero , ¡por la cresta!, que es agotador. La Flo dejó de dormir siesta y empezó a hueviarmás de lo que alguna vez pude imaginar: que la papa (picoteándome los ojos con sus diminutos dedos, a eso de las 9 de la mañana), bañarla y vestirla, su juguito de naranja, jugar a las muñecas y a las tacitas, llevarla a hacer pipí y limpiarla, sumistrarle la comida usando la fuerza al tiempo que por afuera, en el pasaje, "el señor de los helados" hacía presión con la campanilla, ver monitos en el Discovery Kids (Lazy Town y Hi 5, la llevan), y sacarla a pasear, hacer otra papa, llevarla una vez más al baño, hacerle cariño, y jugar y bla, bla, bla.

¡¡En verdad, trabajé caleta en estas vacaciones!! Es más, a lo anterior puedo agregar: hacer las camas (sí, aveces...) el aseo (...todos los días...), regar (...el huerto familiar...), ir de compras (....a la feria era a la chicha...), hacer el almuerzo (...con harto color, harta challa...), lavar los platos (...siempre!!...), lavar ropa (...rara vez..., aunque no es gran cosa...), étc, étc., étc.

Cualquiera podría pensar que yo le "estoy poniendo mucho", "que exagero la nota".Pero les puedo asegurar que incluso "me quedo corto". A veces creía que estaba en laépoca colonial y que yo era un negro de servicio, "un criado" de algún aristócrata heredero de las primeras familias espoñalas.


Pero igual hice cosas!!! No todo fue puro sacrificio!!!

Salimos con el Pascal, por ejemplo, varios domingos a jugar fútbol con mi club de La Sur ("Conquistamos mil canchas de nuestros alrededores"). Yo me puse la "11" de la 2ª Serie y me matriculé con varios goles; mi hijo hizo sus primeras armas en la "infantil": ¡¡¡Todo un orgullo!!! Un día, en especial, me emocioné mucho porque lo vi correr y meter la pierna firme, "mojar la camiseta". Más encima, jugaba en compañía de mi sobrino -su primo- el Gonzalo... ¡¡¡Qué cosa más maravillosa!!! ¡¡¡Invaluable!!!




También salimos los 4, con la Carola y la Flo, a Pichilemu: "nuestra tradición de verano". ¡¡¡Esto si que fue mortal!!! Relajadísimo. Comimos como si se fuera a acabar el mundo (la Carola redujo ostensiblemente la oferta de jaibas). Paseamos, flojeamos, capeamos las olas, carreteamos otro poquito, jugamos, anduvimos en bicis familiares, dormimos hasta tarde. Ahora, que recuerdo esos increíbles día, y pienso en todo lo que falta para poder volver a disfrutar de los inconfundibles aires de nuestro balneario, ahora, sí ahora, me gustaría tenderme en la arena y volarme con el vuelo de las gaviotas... ¡no pensar en nada!

Pero no importa, mis pulmones están repletos de la energía que allí respiré y tengo fuerzas suficientes para sobrellevar este año que, para mí, recién comienza, laboralmente hablando. Incluso, ¡¡¡quiero puro embarcarme en nuevos desafíos!!!

Hoy (esto lo escribí el miércoles 5 de marzo) los niños volvieron a clases. Hoy, yo, he vuelto a la blogsfera.





miércoles, enero 02, 2008

Ni tan pegao!



Sin caer en la deseperación, todavía no estoy completamente "en vacaciones". Incluso, todavía no tengo certeza si tendré "horario completo" para el próximo año.




No estoy del todo en vacaciones, pero igual tengo caleta de tiempo para descansar y hacer todas las cosas que me gusta hacer cuando no tengo las preocupaciones de la pega: ver tele (harta tele echado en la cama), leer hueás, escuchar temones, meterme en youtube, jugar a la pelota, dormir y escribir.

Paré un tiempo de escribir, ciertamente. Hay muchas razones. Una, poderosa, es que dos personas muy cercanas me "criticaron" la temática de mis post; según ellos "pegao en el pasado de mis años en Viña".

Tal vez sea cierto. Aunque a mí me queda la sensación de que es eso y otras muchas cosas más. Como mi "adicción a recordar buenos momentos". Es como reivindicar mi propio oficio. Creo que uno de los fundamentos más esenciales a la hora de legir ser "profe de historia" fue que, en aquellos años furiosos ('87-'88 y '89... pensé harto...), yo disfrutaba mucho ver como mis amigos se reían con los relatos de nuestras anécdotas de tiempo anterior (nuestros poco tiempo anterior). Es como una realización personal hacer sentir miles de emociones a la vez a un auditor o lector con las palabras que emergen de la memoria ("Santa Madre").
Hueás mías, po!


Ah!!, por cierto, para ser evocado en el inicio de veranos futuros: hoy murió Julito Martínez (y no de paperas) y mi humilde homenaje -de cabeza de pelota- es recordar sus comentarios de día domingo, al final del Teletrece, cuando él mismo rendía tributo a glorias del deporte chileno que sólo JM conocía. Cuando todavía estaba en el departamento de La Sur, tal vez con mi padre aún a mi lado.

Una foto de las vaciones pasadas, cuando cumplí los 35, junto a mis amigos de ahora. Como para seguir evocando al viejo y nunca bien ponderado "pasado". En estos eventos si que quedamos "hablando hueás"... como la canción. El de la polera piola soy yo.