La O'! es donde vivo: la Población O'Higgins de Rancagua. Una población (no "villa" como las nombran ahora) que se levantó en la década del '30 como solución a los problemas habitacionales en una época en que la "Cuestión Social" en Chile pasaba por su peor momento. "La Población Obrera", también le decían, porque aquí llegaron las familias de los trabajadores más pobres de la ciuadad; la mayoría jornaleros urbanos y mineros que habían arribado hacía poco desde los campos aledaños. Fue levantada al oriente del plano original que data de 1743, en un lugar en donde estaban las chacras que surtían con productos agrícolas a la gente.
Hoy, la O' está en pleno centro y tiene un sello renovado y algo bohemio, pero sigue siendo la misma que en su génesis. Mucha gente de edad habita en sus casas viejas; son los últimos descendientes de las primeras familias que aquí vinieron; son nuestros vecinos; son nuestros propios abuelos (el invierno tórrido de estas latitudes siempre nos lleva a uno o más de ellos).
Ciertamente, ahora vivimos muchas "familias jóvenes" que estamos dando nuevos hijos al vecindario (aquí nacieron el Pascal y la Flo) y también hay mucho lolos que se juntan en su hermosa plaza (aun así, todos en Rancagua la reconocen como una pobla de viejos); un grupo de éstos son los graffiteros, que pintan unos murales extraordinarios y que firman con la frase "los de la O!"
Yo vivo acá hace 8 años y me siento parte de su entorno; los habitantes de siempre así me reconocen y saben que me apasiona andar por ahí desentrañando la Historia que contienen sus pasajes. Yo, a veces, me topo con fiestas donde se reunen personas que han morado por décadas y que recuerdan unas cosas sabrosísimas: lo difícil que era andar en triciclo por sus calles empedradas; sobre los profes del colegio que tras jubilarse se apoderaron de las bancas de la plaza; las excursiones a los potreros, viñedos y manzanales que había en los confines de este pueblo, en la frontera con los predios centenarios de las haciendas de los patrones poderosos.
Yo, a veces, siento que transito entre un mar de espectros que sonrientes se resisten a abandonar este lugar; que nos miran como pichangueamos en la recién inaugurada multicancha; que se sientan con los jubilados, que todavía viven, a departir una manos de brisca o dominó; que pasean con sus nietos y bisnietos que crecen; que van a los negocios de las esquinas y regatean entre las verduras que luego se fundirán en la comida reconfortante de la humilde mesa...
Yo soy de la O'. Me arrogo ser su "Cronista" y desde aquí prometo develar sus encantos y contar lo que en Rancagua, Chile y el mundo está pasando, desinteresadamente y sin un dejo de vergüenza.
Si que sí!